Hay películas por las que no pasa el tiempo, es más, parece que mejoran como el buen vino. Este es el caso de la estupenda “Capricornio uno”. Una película del año 78 dirigida por el casi olvidado Peter Hyams. Su reparto fue encabezado por Elliott Gould y James Brolin. Es lógico que a más de uno no os suenen estos nombres, pero ya veréis cuando hable de ellos, vais a decir: “¡Ostia ya sé quién es!
Capricornio uno está enmarcado en el género de la ciencia ficción, aunque personalmente diría que es un thriller con pinceladas de acción.
La historia comienza con el lanzamiento de la nave “Capricornio uno”, su destino: Martes, no el día de la semana, sino el planeta rojo. Comienza la cuenta atrás, todo va sobre ruedas, tanto en el interior de la capsula de despegue como en el control central. De repente cuando solo quedan tres minutos para el lanzamiento, se abre la puerta de la cápsula y un hombre obliga a bajarse a los astronautas, lo extraño, para el espectador, es que todo sigue su curso, la cuenta atrás sigue sin problemas, en el control no se percatan de que estén abandonando la nave, de hecho, los astronautas siguen con su comunicación como si siguieran en la nave. Pero no es así, los astronautas son llevados a un avión, éste despega con rumbo a una base abandonada en medio del desierto. Mientras la nave despega, todo el mundo salta de alegría por el éxito del despegue. James Kelloway (Hal Holbrook) se reúne con los tres astronautas, la respuesta es inmediata a lo ocurrido, el gobierno no da el suficiente dinero para dicha misión, así que si los hubieran mandado, hubieran muerto en cuestión de días sin conseguir nada, pero por supuesto no pueden decir eso a la opinión pública, así que el plan alternativo es seguir adelante. Para ello montan un decorado simulando Martes, los astronautas no podrán salir de la base durante el tiempo establecido de la misión. Brubaker (James Brolin) (Nada que ver con Robert Reford) se niega a entrar en dicho complot, así que a Kelloway no le queda otra que amenazar a los astronautas, o lo hacen, o sus familias se van por tabaco. Pero lo más jodido para los astronautas será cuando el regreso de la nave que lanzaron y que siguen el control de mando como señuelo, entra en la tierra, por desgracia un accidente destruye la nave, con lo cual, dan por muerto a los astronautas. Y en este punto es donde se lía, ya que los tres astronautas realmente siguen vivo, y hay que quitarlos del medio, si no, se descubriría todo el pastel.
Está claro que viendo el argumento, la historia está inspirada en todo lo ocurrido con el Apolo 11, que se supone pisó la Luna y que muchos dicen que fue un montaje, incluso se ha dicho que Kubrick fue uno de los responsables de la filmación. La verdad es que paso de entrar en polémica, y creo que Hyams también pasa de ello. La base del relato es cojonuda, las conspiraciones siempre han dado buenas pelis, y esta no iba a ser la excepción. El guión escrito por el propio Hyams respira inteligencia, unos giros que hacen que no apartes la mirada de la película, un prólogo contundente que hace que te enganches de manera increíble, diálogos llenos de frescura y que en bocas del magnífico reparto hacen de este film un autentico disfrute. No le sobran escenas, tal vez aquella en la que Brubaker es atacado por una serpiente, pero sinceramente la tensión creada en dicha secuencia me parece exquisita. Y un acierto la representación de los helicópteros, que parecen buitres buscando sus presas (los astronautas), incluso Hyams hace referencia en una ocasión a ellos mediante la visión confusa de uno de los protagonistas.
Pero no todo el mérito se lo va a llevar el guión, la labor de que el prólogo sea inquietante, fluido, puro suspense, es gracias al montaje, un montaje que no deja al espectador respirar. Al igual que la persecución final, entre una avioneta y los helicópteros, una secuencia, que vista hoy, parece cutre y simplona, pero no es así, la secuencia tiene garra, uno se queda en vilo intentando saber cómo demonios van a resolver la papeleta, papeleta que se resuelve genialmente, y que deja claro que las cosas en una película no se pueden dejar al azar, todo debe ir relacionado.
Lástima que Peter Hyams no haya evolucionado con el cine, como han hecho otros directores, y mira que ha hecho películas de gran presupuesto. Personalmente admito que sus pelis siempre han tenido algo que me han atraído. Es un director que en sus películas se llega a respirar un estilo de serie B, pero a diferencia de otros como John Carpenter, Hyams no llena sus películas de esa atmosfera saturada de serie B que caracteriza a Carpenter. Hyams tiene en su haber otra estupenda película, Atmosfera cero y que vuelve a demostrar su maestría tras las cámaras. También ha realizado Timecop, de lo mejorcito de Van Damme, aunque debo decir que de esta película se podría haber sacado más partido a la historia. The Relic, un trabajo cojonudo también, y teniendo de protagonista a Tom Sizemore, una pena que este actor se haya perdido del mapa. The Relic puede presumir de un terror creado solo por la atmosfera en sus secuencias. Y el trabajo más conocido por la peña o eso espero, es el realizado con Arnold Schwarzenegger en El fin de los días, una película que me encanto, pero que no le perdonaré ese final mostrando a la criatura. El resto de la filmografía lo completa los productos Muerte súbita, El mosquetero, la secuela de 2001, 2010. Odisea 2, la brillante Testigo accidental, la alocada Permanezca en sintonía (ésta te la recomiendo, Skaworld), el bodrio, horrenda y olvidable El sonido del trueno.
En el reparto, clave para que la película sea también efectiva, nos encontramos a James Brolin como Brubaker, el capitán de los astronautas, papel que es interpretado de forma correcta en la mayor parte del film, y que destaca en secuencias como aquella en la que habla con su mujer, y tiene que reprimirse en no contarle lo que está ocurriendo. James Brolin, para el que no lo sepa destacó sobre todo por la serie Hotel, y es el marido de Barbra Streisand. El otro peso pesado de la película recae en Elliot Gould, personaje interpretado con maestría, lleno de frescura, y atentos a sus diálogos, realmente es la leche, y si no, ver la secuencia cuando entra en su piso el FBI, o cuando regatea con el piloto de la avioneta, piloto interpretado por Telly Savalas, más conocido por su personaje de Kojak, a Savala se le nota que disfruta con su personaje, y simplemente se deja llevar. En lo referente a Gould, decir que lo hemos visto en Ocean’s eleven y sus secuelas, y es el padre de Monica y Rosh en la serie Friend. Destacar también el personaje interpretado por Hal Holbrook, tipo frio y calculador, aportando al villano de la función. Curioso el ver a O. J. Simpson interpretando a un astronauta del capricornio uno.
Para finalizar, destacar la música de esta película, creada por Jerry Goldsmith, y que aporta una fuerza increíble a las imágenes, y sobre todo destacar el tema principal, un temazo que suelo poner a toda pastilla en mi cuarto y que un día de estos mis vecinos me mandara a los mismísimos caraj… música llena de fuerza, una percusión incontrolada y que sólo los instrumentos de vientos y cuerda ponen en su sitio, una delicia de banda sonora, del maestro Goldsmith.
Y poco más que decir, simplemente recomendar “Capricornio uno”, película estupenda, sus ciento veinte minutos no pesan para nada, entretenida y llena de suspense. Y viendo el panorama actual, más vale recordar las glorias que ha parido el cine, y no precisamente mediante remakes…