Es curioso que el mundillo de los “G.I. Joe” naciera a raíz de una película del año 45, interpretada por Robert Mitchum, titulada “Story of G.I. Joe”. Aunque la idea de hacer los muñecos fue de Stanley Weston, pero sería la compañía juguetera Hasbro la que lanzaría la línea de juguetes con el nombre G.I. Joe de la película mencionada anteriormente. Esta serie de juguetes han dado beneficio en el campo del videojuego, el comic, series de la televisión, y ahora se espera que lo de en el mundillo del séptimo arte, que hoy en día ni es arte ni es nada.
Cuando me entere de que estaban haciendo la peli, algo en mi interior se ilumino de felicidad, estos muñequitos fueron queridos en mi infancia, sobre todo Sombra, ese ninja blanco que tanto molaba, y sobre todo por el videojuego de Arcade, que con mi amigo Ale pasábamos las horas muertas del recreo jugando a dicho juego, la de cinco duros que hemos gastado… pero le dábamos para el pelo a la organización Cobra, en fin, uno crece y se encuentra con la nostalgia en la cartelera, ainssss, pero siempre queda alguien para darte dos guantas y destruirte parte de ese sueño dorado, haciendo mamarrachadas como las que hoy voy a comentar.
El director elegido para la adaptación de los “G.I. Joe” ha sido Stephen Sommers, director que apreciaba cuando vi “Deep Rising” o “La momia”, si lo sé, soy un friki de cuidado, pero con la secuela de “La momia” y sobre todo ese bodrio titulado “Van Helsing”, se me fue hacer puñetas lo que podría haber sido el John Carpenter de este siglo, con “G.I. Joe” se confirma más aún que este tío no llegara a nada por la línea que va.
La historia es lo de siempre, malo que quiere dominar el mundo y bueno que se lo tiene que impedir, aunque los juguetes son esto, buenos vs malos, la película podría haber planteado algo más, pero claro, estamos ante un producto comercial palomitero, vehículo de entretenimiento, pero más que entretener dan ganas de sacarte los ojos. El guión está lleno de tópicos, haciendo previsible cada secuencia, le falta garra, por mucha acción que contenga, rollo tiene para parar un par de trenes, y es que aunque estemos en una peli fantástica hay cosas que se deben controlar, diálogos que rozan lo vergonzoso, situaciones que hacen tratar al espectador de tonto (que la base de los GI Joe haya más de 300 guardias, con un montón de tecnología y que lleguen 4 tíos entren en las instalaciones y se lleven las bombas, tiene cojones). Total que con unas set-piece no del todo bien montadas, hacen que este producto sea tragable para el espectador más tártaro, fijo que mí hermano me dice que la quiere ver aunque yo le diga que es una mojonada. Lo peor es que habrá segunda parte, en parte por el taquillazo que está haciendo en Estados Unidos y por su final abierto, que Dios nos coja confesado.
Los personajes sin garra alguna, y para colmo los actores no aportan nada a sus personajes, los protas son unos chulos del tres al cuarto que se comen el mundo, pero que no llegan a conectar con el espectador, ¿dónde está ese Ash del “Ejercito de las tienieblas”, chulo y encima caía bien? Los personajes de la peli son una mezcla étnica impuesto por lo políticamente correcto, así se supone que se venderán más entradas (ya sabéis, hay que atraer al público afroamericano, árabe, el femenino…). Channing Tatum es el prota junto a Marlon Wayans, actores insípidos que provocan el sueño, hablar del reparto es tan absurdo como hablar de “El hotel del millón de dólares”. Dennis Quaid empieza a cavar su propia tumba, increíble que este actor hoy en día haga más pelis que Kurt Russell. Lo que si tengo que nombrar son los amiguitos de Sommers, por un lado el actor Arnold Vosloo que parece que es el único que sabe en qué película está, disfrutando con su personaje y el curioso cameo de Brendan Fraser.
Fuera aparte de que los actores no sean una buena baza, que el director pierda el rumbo en más de una ocasión, “G.I. Joe” no tiene nada del otro mundo, me sorprende mucho la música de Alan Silvestri para la peli, unas marchas sintéticas que no pegan muy bien con la imagen, e incluso llega a desconectar, y digo que me sorprende porque Alan es un compositor que compone con unas ideas básicas y ejecuta a la perfección sus artes sonoras para incrementar el impacto visual, solo hay que ver alguna peli de Robert Zemeckis para ver esto.
Los efectos especiales también son de chiste, el ordenador se nota mucho, provocando también que uno se desconecte de la imagen, un montaje tosco y lo mencionado del guión hacen que esta chorrada de los G.I. Joe sea una película a evitar a toda costa. Pero para que veáis como son las cosas en Hollywood, “Transformers” parte de la misma base que los “G.I. Joe” y mira tú por dónde, es más eficaz y rentable que esta última, en lo del guión están en tabla, pero en el resto (FX, Humor, Montaje, Acción…) “Transformers” le gana la partida, así que para aquellos que odiáis a Bay que sepáis que hay directores peores por ahí.
Para terminar no podía dejar de lado la inspiración de Sommers para hacer la peli, según él, se ha basado en la saga de James Bond para multitud de secuencia, y me rio yo de esto, sus similitudes son de risa y me da a mí que este tío poco Bond ha visto, ¿pues no dice el colega que la batalla final submarina se ha basado en la de “Operación trueno”? Y es que me tengo que descojonar, la secuencia recuerda más a una batalla de la “Guerra de las Galaxias” que a la que él argumenta. En fin, las pamplinas existen por algo y “G.I. Joe” es la prueba de ello.
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