Con el estreno de “Déjame entrar” en nuestras carteleras, es un buen momento para repasar otra peli de vampiros que se estreno el año pasado, “30 días de oscuridad”.
He echado de menos a Blade en “30 Días de oscuridad”, tal vez porque le hubiera dado más dinamismo a la parte central del film, algo que no ha hecho David Slade, su director. No hare comparaciones con otros film de temática vampírica ni nada por el estilo, aunque no me imagino si, Neville hubiese vivido en Barrow ¿qué hubiera pasado? La peli del realizador de “Hard Candy” se basa en el comic “30 Días de noche” de Steve Niles y Ben Templesmith, comic con varias secuelas y si tiene éxito la peli, las realizaran. Me resulto difícil, después de leer el comic, que se pudiera adaptar al cine, el relato es corto y va al grano, sabía que llevarlo a la gran pantalla resultaría tarea difícil, más que nada porque el comic no da para hora y media, y cuando vi que la peli duraba una hora y cuarenta, intuí que ya la habían cagado, y después de verla, me confirmo la cagada.
Todo empieza en un pueblo en el culo del mundo, Barrow (lo podéis ver en el Google Earth, basta con poner Barrow, Alaska en el buscador), cerca del círculo polar ártico, y que durante treinta días no ven el sol ni en postales (menuda putada al que le toque en el trabajo el turno de noche). Con esta característica los vampiros están en la gloria, y aprovechan para ponerse las botas. El Sheriff Eben (Josh Hartnett), su esposa Stella (Melissa George) y un puñado de pueblerinos tendrán que resistir o sobrevivir hasta la vuelta del sol.
A groso modo, esto es lo que pinta la peli y el comic. La peli no es del todo fiel al relato dibujado y escrito por Niles y Templesmith, han eliminados algunos personajes (algunos fundamentales), y han añadido otros, han cambiado situaciones (en el comic Eben y Stella son una pareja feliz y por el amor lucharan para sobrevivir, en la peli estos dos ni se hablan). Pero lo peor de la película es que da rodeos para alargar una película que con ochenta minutos (incluso menos) hubieran bastado. Lo curioso es que el guión viene escrito por Steve Niles, y por lo que se ve, ha pasado un poco de su propia narración directa al grano. El guión fluctúa demasiado y esto hace pesar la película, sobre todo su parte central, que se hace eterna y aburrida.
Si hay que destacar algo de la película es el look de los vampiros, por supuesto son iguales que los del comic, eso sí, los del comic tienen una lengua viperina que los hace aún más salvajes. Los dientes, sus ojos e incluso sus movimientos los hacen originales en su forma, lo que no apruebo es su dialecto, en el comic no lo tienen ¿es que por llevarlo al cine tienen que tener su propio idioma? También es de categoría el escenario donde se enmarca la acción, ese pueblo en medio del ártico es genial y transmite una inseguridad increíble cuando llega la oscuridad. El frio nos cala hasta los huesos, pero por supuesto no llega a la atmosfera creada por Carpenter en “La cosa” y he de decir que al principio me recordaba a ésta.
Pero si alguien tiene la culpa de que la peli sea fallida, es de su director David Slade. Slade ha hecho un producto sin garra alguna, sin sacarles partido a sus actores (sé que es difícil con Josh Hartnett), el único que parece que disfruta con su personaje y le da algo de credibilidad es Danny Huston haciendo de Marlow (el jefe vampiro) y es el que tiene las mejores frases del libreto. Slade también se ha apuntado a rodar con cámara al hombro, esta costumbre se está poniendo muy de moda últimamente, provocando unos mareos de órdago, sé que defiendo a Greengrass, realizador que hace un arte “la cámara al hombro”, pero Greengrass a diferencia de otros directores, desarrolla las imágenes con un montaje impecable, y ahí está la prueba con su nominación al mejor montaje por “El ultimátum de Bourne”. Hablando de montaje, Slade no le da fluidez a su largometraje, y esto más el guión, pues hace que el producto sea un coñazo.
A groso modo, esto es lo que pinta la peli y el comic. La peli no es del todo fiel al relato dibujado y escrito por Niles y Templesmith, han eliminados algunos personajes (algunos fundamentales), y han añadido otros, han cambiado situaciones (en el comic Eben y Stella son una pareja feliz y por el amor lucharan para sobrevivir, en la peli estos dos ni se hablan). Pero lo peor de la película es que da rodeos para alargar una película que con ochenta minutos (incluso menos) hubieran bastado. Lo curioso es que el guión viene escrito por Steve Niles, y por lo que se ve, ha pasado un poco de su propia narración directa al grano. El guión fluctúa demasiado y esto hace pesar la película, sobre todo su parte central, que se hace eterna y aburrida.
Si hay que destacar algo de la película es el look de los vampiros, por supuesto son iguales que los del comic, eso sí, los del comic tienen una lengua viperina que los hace aún más salvajes. Los dientes, sus ojos e incluso sus movimientos los hacen originales en su forma, lo que no apruebo es su dialecto, en el comic no lo tienen ¿es que por llevarlo al cine tienen que tener su propio idioma? También es de categoría el escenario donde se enmarca la acción, ese pueblo en medio del ártico es genial y transmite una inseguridad increíble cuando llega la oscuridad. El frio nos cala hasta los huesos, pero por supuesto no llega a la atmosfera creada por Carpenter en “La cosa” y he de decir que al principio me recordaba a ésta.
Pero si alguien tiene la culpa de que la peli sea fallida, es de su director David Slade. Slade ha hecho un producto sin garra alguna, sin sacarles partido a sus actores (sé que es difícil con Josh Hartnett), el único que parece que disfruta con su personaje y le da algo de credibilidad es Danny Huston haciendo de Marlow (el jefe vampiro) y es el que tiene las mejores frases del libreto. Slade también se ha apuntado a rodar con cámara al hombro, esta costumbre se está poniendo muy de moda últimamente, provocando unos mareos de órdago, sé que defiendo a Greengrass, realizador que hace un arte “la cámara al hombro”, pero Greengrass a diferencia de otros directores, desarrolla las imágenes con un montaje impecable, y ahí está la prueba con su nominación al mejor montaje por “El ultimátum de Bourne”. Hablando de montaje, Slade no le da fluidez a su largometraje, y esto más el guión, pues hace que el producto sea un coñazo.
Resumiendo, una peli floja, que pasara con más pena que gloria. Una adaptación que no está a la altura de las expectativas, y un realizador que no me llega a convencer, su anterior película, “Hard Candy”, me pareció un tostón, y puede que le hayan dado muchos premios y bla bla bla… siendo una película sobrevalorada. Y con “30 Días de oscuridad” me confirma la falta de talento de este realizador. En fin, otra decepción más.
Para: "La linterna magica"
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