Zemeckis vuelve a repetir el método de rodaje de “Polar Express” en “Beowulf”, y por lo que he leído superando con creces su “Polar Express”, y con razón, la tecnología avanza a pasos agigantados. No habrá comparación por mi parte, ya que no he visto “Polar “Express”, ni tengo intención de verla. Sin embargo, “Beowulf” sí tenía algo que me llamaba la atención, la historia y el visionado con gafas polarizadas. Y solo por lo segundo merece la pena verla, bueno vale Marco, también por el CGI. Pero ya está, la historia o mejor dicho la narración es bastante floja, y eso que la idea de la que parte da mucho juego o al menos eso pienso yo.
“Beowulf” se inspira en el poema épico del mismo título, y es considerado una de las obras maestras de la literatura clásica inglesa. Incluso Tolkien reconoció que le inspiró a la hora de escribir el segundo volumen del “Señor de los anillos”. También hay que decir que autores de hoy han sido influidos por dicho poema, uno de ellos es Michael Crichton con “Devoradores de cadáveres”. Eso por la parte literaria, por la parte cinematográfica también ha sido adaptado un par de veces antes que la película de Zemeckis. Por un lado tenemos la adaptación del noventa y nueve de la mano de Graham Baker y protagonizada por Christopher Lambert, que según parece es un bodrio en toda regla. En el 2005 se vuelve a llevar a la pantalla con el nombre “Beowulf & Grendel” de la mano de Sturla Gunnansson y protagonizada por aquel entonces por un desconocido Gerard Butler (¿Lo pillaría Snyder para su 300 por esta peli?).
Ahora viene una tercera adaptación, esta vez de la mano de un director que suele sorprender con lo que hace, y que siempre experimenta con trucos de cámara y efectos especiales. Robert Zemeckis (Bob para los amigos). Pues bien, como decía al principio, Bob ha vuelto a repetir la fórmula de su anterior película, y que volverá a repetir en su próxima “A christmas Carol”. ¿Pero que le ha ocurrido a “Beowulf” que no ha llegado a engancharme? Pues lo de siempre, el guión es flojito en varias partes, y esto se hace notar en varios momentos donde la historia afloja y aburre. Tampoco ayuda ese salto en el tiempo de cincuenta años en medio del metraje, ya que provoca un parón y tenemos que volver a engancharnos al relato. Los guionistas lo tenían complicado, todo hay que decirlo, ya que el poema esta divido en dos partes, y claro si hay que ser fiel, pues pasa lo que pasa, y tanto Neil Gaiman como Roger Avery (ganador del Oscar por Pulp Fiction junto a Tarantino) han querido conservar el alma del poema, algo que me parece bien, pero que en el medio a donde lo han llevado no se mueve tan bien.
Pero si “Beowulf” es la leche, es por su imagen y por cómo nos la venden. Esta vez las imágenes 3d rozan un realismo impecable, sobre todo en los primeros planos, y es que viendo esto no me puedo imaginar qué demonios estará haciendo James Cameron con su “Avatar” uufff los pelos de punta. Sin lugar a dudas esto es una buena baza, las imágenes CGI son increíbles, la captura de movimiento ha sido mejorada, pero aún falta algo para tocar un mayor realismo, ya que algunos movimientos se notan, y no deberían a estas altura, “Final Fantasy” es del año 2001 y ya ha llovido desde entonces. Pero bueno quitando esto, hay que seguir alabando al equipo, aquí han superado otra barrera más, la de transmitir no solo con el físico sino también con miradas, y por lo que he leído lo han conseguido mediante una técnica creada para dicho proyecto llamada “Electro Oculography” que hace que los movimientos de los ojos y los del resto del cuerpo se vean perfectamente acompasados. Lo bueno de hacer este tipo de cine es que puedes hacer lo que quieras, y si no solo hay que ver al prota interpretado por Ray Winstone, un tipo corpulento de cincuenta años, y que gracias al CGI le han quitado veinte kilos y veinticinco años de una tacada.
En fin, Bob se ha lucido con esta peli, de eso no hay duda, pero no es lo mejor del realizador, espero que algún día vuelva hacer pelis como “Regreso al futuro” o “¿Quién engaño a Roger Rabbit?”. Y a destacar la música de Alan Silvestri, un compositor al que admiro por sus composiciones también arropadas por la percusión y los sintetizadores, y que en “Beowulf” repite su estilo sin ser cansino, eso sí, añadiendo otros elementos para enriquecer su estilo. Y es que Bob no solo encontró en 1983 a un compositor, si no la formación de un tándem.
Y nada más que decir, una peli más pero que pasará a la historia por abrir la nueva generación del cine, el visionado 3D con gafas polarizadas. Tecnología que no es nueva, ya que en Imax podemos encontrar una gran variedad de títulos, pero que en el cine tradicional no había cabida hasta ahora, corren nuevos tiempos y hay que dar al espectador nuevas sensaciones y “Beowulf” ha sido la primera en apostar por ello. Bienvenidos a la nueva era cinematográfica.
Para "La Linterna Magica"
Que gran frase... espero que haya argumento para ello
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